A.M.R. | La Información | 14/06/2013
Que la anorexia nerviosa provoca una alteración en la percepción del propio cuerpo hasta límites enfermizos es algo que se conoce bien. Diversos experimentos han probado estos cambios a nivel cognitivo que provocan que las personas se vean mucho más gordas de lo que están, pero Anouk Keizer y su equipo de la Universidad de Utrecht han ido un poco más allá y ha descubierto que los efectos son más profundos.
El ángulo de inclinación de los hombros de los pacientes de anorexia era de un 40% frente a un 25%, lo que indica, según los autores, que las perturbaciones en la percepción de estos enfermos son mucho más pronunciadas de lo que se creía. Durante la prueba, los psicólogos distrajeron la atención de los participantes y les requirieron realizar una tarea concreta mientras pasaban por las puertas, de modo que el giro de hombros no fuera un proceso consciente. “Parece que los pacientes de anorexia”, concluyen los autores, “sienten su cuerpo como gordo más allá del pensamiento y que se sienten a sí mismos de esa manera, lo que se refleja en la manera en que se mueven por el mundo”.